Investigación: La primera etapa involucra una investigación exhaustiva para determinar cómo y por qué se perdió o desvió el activo. Esto implica revisar registros financieros, contratos, documentos legales y cualquier otra fuente de información relevante.

Identificación de responsables: En esta fase, se trata de identificar a las personas o entidades responsables de la pérdida o desviación de los activos. Esto puede implicar la identificación de empleados deshonestos, estafadores, ladrones, o cualquier otra parte involucrada en la apropiación indebida.

Acciones legales: Una vez que se identifican los responsables, se pueden emprender acciones legales para recuperar los activos. Esto puede incluir demandas judiciales, denuncias penales o procesos de arbitraje, según la naturaleza del caso y las leyes aplicables.

Recuperación física: En casos de activos físicos, como propiedades o bienes tangibles, se pueden tomar medidas para recuperar físicamente los activos. Esto podría implicar la ejecución de órdenes judiciales, embargos, decomisos o la colaboración con las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley.

Recuperación financiera: En el caso de activos financieros, como fondos robados o malversados, se pueden tomar medidas para rastrear y recuperar los fondos. Esto podría incluir la congelación de cuentas bancarias, la repatriación de activos en el extranjero y la ejecución de sentencias para recuperar los fondos.

Medidas preventivas: Además de la recuperación de activos perdidos, las organizaciones suelen implementar medidas preventivas para evitar futuras pérdidas. Esto puede incluir la revisión y mejora de políticas de seguridad, auditorías internas, capacitación de empleados y la implementación de controles financieros más estrictos.

Resolución de conflictos: En algunos casos, la recuperación de activos puede involucrar la negociación y la resolución de conflictos fuera de los tribunales. Esto puede implicar acuerdos de conciliación o mediación para llegar a un acuerdo mutuamente beneficioso.